Vivimos en
una era de enfermedades infecciosas que aparecen, reaparecen y pueden
diseminarse rápidamente. Del Ébola, al sida, el SARS (Síndrome agudo
respiratorio severo), y las gripes H1N1, y H7N9, entre otros.
Hay cuatro
factores: la zoonosis, que comienza
en poblaciones animales, son inevitables cuando la humanidad fuerza su ingreso
en nuevos ecosistemas (como las regiones boscosas); la industria de los alimentos crea más situaciones de recombinación genética, y el cambio climático modifica los
hábitats naturales y las interacciones entre especies.
Su diseminación a través de aerolíneas, barcos, mega
ciudades y el comercio de productos animales.
En tercer
lugar, los pobres son los primeros
en sufrir y los más afectados.
Las respuestas
médicas necesarias, van a la zaga del surgimiento de las enfermedades. Reponer
esas herramientas requiere biotecnología e inmunología de última generación y,
en última instancia, bioingeniería para crear respuestas industriales a gran
escala.
La inversión
de salud pública aumentó significativamente después del año 2000, recientemente
experimentamos un marcador déficit del gasto mundial.
LN 17/08/14
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