Bibi Vogel
de Zemma, actriz y cantante brasileña, residente en Buenos Aires, casada con el
autor y director teatral argentino Alfredo Zemma, volvió a Río por algunos
meses y tuvo la oportunidad de formar allá un grupo ÑuÑu. Bibi es madre de
Mayra, a quien amamanto hasta los dos años.
A.A.: ¿Fue fácil organizar un grupo ÑuÑu en Río de
Janeiro?
B.V.: La verdad que no fue fácil. Cuando organice la
primera reunión, yo había contactado por teléfono unas ocho madres embarazadas
interesadas en ser informadas sobre el amamantamiento. No vino ninguna.
A.A.: ¿Te decepcionaste?
B.V.: Mucho no. En el fondo yo estaba preparada.
Durante mis contactos, repito, por teléfono, sentí la resistencia inconsciente
de estas madres, a través de determinadas preguntas, ciertas pausas, en el
propio tono de la voz.
A.A.: ¿Qué querés decir con resistencia?
B.V.: Bien, una madre te puede decir: “Si, voy a la reunión,
necesito saber todo sobre amamantamiento, porque quiero amamantar a mi hijo durante
mucho tiempo, etc, etc,…”, pero en el fondo, inconscientemente puede ser que
esta madre tenga miedo de hacerlo, o que tenga miedo de crear dependencia en el
amamantamiento, o que tenga miedo de entregarse en el acto de dar de mamar o
que se sienta incapaz de hacerlo, o cualquier otro miedo. O que no quiera
hacerlo, pero no tiene el coraje de admitírselo ante si misma. Y así, a la hora
de ir a la reunión, ella se sabotea a si misma: o tiene una fuerte jaqueca, o
tiene que pagar una cuenta a ultimo momento, o cree que el nene no esta bien, o
consigue “fabricar” cualquier otra disculpa que justifique su ausencia a la reunión.
A.A.: ¿A que atribuís vos esta resistencia?
B.V.: Creo que es el resultado de un bombardeo de
mensajes negativos que la madre recibe en el sentido de no amamantar a su hijo
como corresponde. Pero hay un dato que decididamente contribuye a que la madre
se sienta insegura para cumplir esta tarea. Me refiero siempre a mi experiencia
vivida con madres en Río de Janeiro. Es que en esta ciudad, la mujer que tiene
buenas condiciones económicas, raramente hace un parto normal: hace cesárea. Y
muy a menudo, incentivada por su propio obstetra. Hay, inclusive sanatorios
privados que no aceptan la interacción de embarazadas que pretenden tener un
parto normal. De esa realidad yo concluyo que si la madre ya es castrada en su
acto de parir, naturalmente ella tendrá dificultades en sentirse capaz de
alimentar al hijo con su propia leche.
A.A.: ¿Cómo comparas Brasil y Argentina en relación
a la tasa de amamantamiento?
B.V.: Creo que la actitud en relación a la lactancia
hoy en día, en estos dos países es muy parecida, esto es, se amamanta muy poco.
Pero en Brasil, el problema puede ser considerado mas grave, pues de sus casi
130 millones de habitantes, la mayoría pertenece a la clase baja. Y la madre de
ese grupo social, desinformada, sin condiciones de comprar leche artificial en
la cantidad necesaria después de un destete precoz, sin condiciones de mantener
las mamaderas en buen estado de esterilización, engrosando la leche con
harinas, etc., no tiene capacidad de evitar que su hijo sufra las mas diversas
infecciones. A eso se suma la escasa atención médica, lo que resulta en un alto
índice de mortalidad infantil en esa parte de la población.
A.A.: ¿Existe alguna posibilidad de modificar ese
panorama?
B.V.: ¿Claro que si. Este año el gobierno brasileño
hizo una campaña masiva a nivel nacional a través de los medios de
comunicación, para incentivar a la madre a amamantar a su hijo. Estoy segura
que esa campaña va a tener muchos frutos. Por ejemplo, se sabe que la
televisión tiene una penetración popular muy grande; por lo tanto, las imágenes
elegidas para ilustrar la campaña son bellísimas y han impactado mucho al
telespectador. Es importantísima la divulgación de madres lindas amamantando a
sus hijos, con placer y serenidad. Es un modelo al que se tiene ganas de copiar
o imitar. Por eso creo que esa campaña va a contribuir muchísimo para mejora la
tasa de amamantamiento en Brasil.
Pero también
me pregunto si no será necesario un apoyo paralelo para que esas madres no se
dejen intimidar por las pequeñas dificultades que suelen aparecer durante las
primeras semanas en que se amamanta. Y también durante los primeros meses.
A.A.: Volviendo a tu experiencia con el grupo que
formaste, ¿Cómo te fue en la segunda reunión?
B.V.: Bueno, en la segunda reunión apareció una
madre, después otra, otra más y luego otra más. Y durante un mes no conseguimos
que otras madres se unieran a nosotras. Pero al segundo mes, empezaron a llegar
(madres y embarazadas), y conseguimos reunir un grupo muy asiduo, y con
resultados formidables.
A.A.: ¿Había alguna característica común en esas
madres?
B.V.: Si, la mayoría trabajaba. Y así hemos
discutido y cuestionado mucho la situación de la madre que trabaja fuera de
casa y de que modo alimentar a pecho a su hijo. Son todas madres de clase
media; ese seria otro denominador común. En las reuniones nos acompañaba la
Dra. Lilian Palatnic, psicologa.
A.A.: ¿Y que te pareció el resultado de tu trabajo?
B.V.: Bien, al final de mi permanencia de cuatro
meses, éramos mas o menos veinte mujeres, entre madres y embarazadas. En cuanto
al resultado, mejor imposible. Tuve gratificaciones inolvidables.
A.A.: ¿Por ejemplo?
B.V.: La mayoría de las madres que vinieron al grupo
eran pacientes de la obstetra Dra. Tania Costa Rego. Ella les contaba lo que
era el trabajo de ÑuÑu, y les sugería que vinieran a las reuniones. Pero como
ya te dije, la resistencia era grande. Yo esperaba unos días y después llamaba por
teléfono. Un día llame a una madre que tenia un jijo de casi un mes. Ella le
estaba dando pecho nada más que una vez al día. Lo demás era mamadera con leche
artificial. Era su segundo hijo, siendo que con el primero vivió un comienzo de
maternidad muy angustiante. Además iba a volver a trabajar al final de su
licencia post-parto. Yo le plantee todos los comos y por ques de ÑuÑu y le hice
ver que era muy importante para ella que viniera, por lo menos una vez a
nuestra reunión. Ella con la voz mas desanimada e incrédula a la vez, me
pregunto: “¿Pero realmente, te parece que vale la pena?”… para abreviar la
historia, ella paso a frecuentar las reuniones y en menos de un mes, su bebe
estaba a pecho nada mas.
Un día,
poco antes que yo me fuera, me dijo: “Ayer fui al Botánico a pasear. De repente
mi beba empezó a llorar. Era hora de comer. Me senté y le di el pecho. Me sentí
parte de la Naturaleza.”
A.A.: Para terminar, ¿Cuál es la situación de la
madre en Río de Janeiro? Me refiero a las que no concurren las reuniones. A las madres en general.
B.V.: En casi todos los casos que conocí, la madre
dejaba de amamantar antes de volver a trabajar. Esto es antes de los 90 días
(la madre argentina se reintegra a los 45 días post-parto). Y casi siempre ese
reintegro se producía sin cuestionarse se eso era lo que correspondía hacer o
no. Esto me hizo pensar que al ser la licencia post-parto hasta el tercer mes,
la legislación laboral brasileña condiciona a la madre a establecer que su
derecho a amamantar termina también en ese periodo.
La
realidad, hoy en día, es que el amamantamiento, al contrario de los derechos
que la mujer esta luchando para conquistar, es un derecho que la mujer perdió.
O que le fue robado. O que ella, inconcientemente se dejo robar. ES NECESARIO
QUE ELLA RECONQUISTE LA LIBERTAD DE
PODER AMAMANTAR A SU HIJO.
Adriana Alvarez
Publicada en Journal
do Brasdil,
Rio de Janeiro, 16 de
diciembre 1980,
con el titulo: BIBI
VOGEL: “Amamantar, para entender la maternidad”