Roberto Fontanarrosa
¿Qué hay, incluso, sobre sus labios amoratados? Detectas una
sombra. Pero no es, precisamente, la sombra de su sonrisa, como bien lo
poetizaba la canción aquélla. Es un bozo, una pelusa de bigote, una suerte de
suciedad grisácea que brinda 2 a su labio superior un ribete
desprolijo, como si no se hubiese limpiado la base de la nariz luego de comer
cenizas. Pero mucho te equivocarías si tan sólo te detuvieras en eso, en la
observación de los cambios físicos, notorios y evidentes. Si sólo te quedaras
en precisar que su cabello opaco se enreda en grumos intrincados, sus rodillas
tienen la dimensión de dos tazas de café y su aliento huele a comadreja. Ocurre
algo más, algo más profundo y complicado aparte del replanteo de diseño y
decoración personal de tu hijo.
Continuará...
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