martes, 23 de octubre de 2012

Humanizar con caricias, ternura y abrazos en regazo materno


En el siglo V, AC o antes quizás los griegos enunciaban que el ser humano nacía sin acabar y debía ser terminado con caricias y ternuras, mas allá de que la cría fetal llegue a ser criatura al fin de su gestación humana de 33 meses , 9 en el paraíso corporal uterino y 24 meses en el abrazo mamario materna.
Desde ÑuÑu hemos completado caricias y ternuras en el abrazo materno de la crianza amamantando que como tal contiene, limita y luego se abre librando al mundo que nos rodea.
Los traductores de Jhon Bowly en la “teoría del apego” continuación de su gran producción de “Los cuidados maternos y la salud mental del hijo”, interpretan Atachement (pegándose, adhiriéndose).
Comprometer la oxitocina como “gotita pegamento” en la cultura de la crianza en biberón es desconocer la intimidad de la actividad de ese mensaje hormonal presente en los hechos del amor sexual: coito, parto y amamantamiento. En este último la cría no succiona para extraer el alimento materno sino para posicionar el pezón en el fondo de su boca forzado por su lengua, ahí inicia un mascar  mas allá del pezón que provocara una precoz y suficiente eyección láctea por acción de la oxitocina, hormona mensajera del amor maternal. Esto es imposible con la crianza de la botella biberón que amordaza la lengua, impide el mascar y la botella no emite oxitocina.

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